A diario, los medios nos saturan de información respecto a los afrodisíacos, plantas o sustancias que pueden estimular el deseo sexual, incluso, hasta hacer más placentera la intimidad. Sin embargo, rara vez se brindan datos sobre el soporte científico que hay detrás de sus usos y efectos. En realidad… ¿pueden realmente los afrodisiacos incrementar la libido? ¿o simplemente se trata de pura manipulación mediática?
Pues bien, expliquemos esto a fondo. Sin restarle magia al momento de la intimidad, podemos decir que detrás del deseo sexual hay un fuerte componente bioquímico. Si crees que estás controlando tu libido, sabrás que realmente son las hormonas del cuerpo las que están a cargo, especialmente la testosterona. Con un ligero desbalance hormonal, el proceso sexual completo se va al abismo.
Todo se produce como una reacción en cadena. Una vez el objeto del deseo es percibido (olido, tocado, escuchado, etc.) se envían señales desde el sistema nervioso hacia la zona pélvica. Los vasos sanguíneos se dilatan y hay erección de los tejidos (pene y clítoris). El ritmo cardíaco aumenta, al tiempo que se liberan neurotransmisores que nos hacen sentir placer o bien, en algunos casos, incomodidad.
Pero… ¿Cómo actúan los afrodisíacos?
Los estudios realizados revelan que los afrodisíacos actúan de dos formas:
- Mente: aumentan el deseo sexual al actuar sobre la mente. Un ejemplo serían las bebidas o las drogas que reducen las inhibiciones y, por tanto, hacen que la persona dé rienda libre a sus deseos.
- Cuerpo: su acción es sobre el organismo. Hablamos de afrodisíacos que aumentan la producción de sustancias químicas asociadas con el proceso bioquímico del sexo.
Las investigaciones científicas han concluido que, en efecto, existen tanto plantas como sustancias químicas que afectan el deseo sexual. Entre ellas podemos mencionar: el anís, el aguacate, el chocolate, la zanahoria, los higos, el ajo, la miel, el jengibre, la nuez moscada, los ostiones, el ginseng, la sandía, etc. Lo que continúa aún siendo sujeto de estudio, es si se necesita una cantidad muy grande de estos productos como para hacer alguna diferencia.
La sexualidad es un sistema muy complejo en el ser humano, donde confluyen muchos planos (social, psicológico, biológico). Hasta el momento, no se puede afirmar absolutamente que un incremento en el deseo sexual sea provocado por haber ingerido un afrodisíaco.
Mucho de ello tiene que ver con el efecto placebo, o sea, tenemos una respuesta favorable del organismo porque queremos que así sea. Y si hemos ingerido una cantidad determinada de afrodisíacos, estos pueden haber ejercido una influencia o no, pero sin duda, la autosugestión juega un papel muy importante.
En conclusión, los afrodisíacos funcionan mayormente sobre nuestras mentes. Y si no queremos que algo suceda o no nos sentimos muy bien con ello, no habrá cantidad de sustancias químicas que alcancen para satisfacer nuestro deseo sexual.
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