La remembranza ferrocarrilera permanece secular y revolucionaria con “Mi abuelo el maquinista”, mientras en Querétaro la leyenda del Tren Bala corre con renovados discursos que he escuchado por lo menos desde finales de la década de los años 70. El Constitucionalista vivió tan pocas corridas durante el sexenio del gobernador Mariano Palacios Alcocer que no alcanzó a inspirar ninguna leyenda, quizá alguna crónica sólo en la memoria de su autor. El Chepe, que recorre las Barrancas del Cobre, tiene buena fama según me han referido satisfechos y maravillados paseantes: “… que no le piden nada al Cañón del Colorado”, si ha alcanzado trascendencia literaria o escénica no la conozco. Por una naturaleza contraria, desbordada por el verdor y las caídas y corrientes de agua, recuerdo los viajes de la estación de Buenavista al puerto de Veracruz, también ajenos a la consignación literaria: ni narrativa menos dramatúrgica. La Vieja Estación del ferrocarril de Querétaro vivió un magnífico aprovechamiento teatral con “Noticias del Imperio”, escenificación ambientada todavía décadas más atrás, llevando en el inicio de su dramaturgia el cuento de “El guardagujas”, de Juan José Arreola. En el acondicionado espacio bautizado por los teatreros como La Chimenea, la compañía La Gaviota Creación y Producción, A.C. estrenó el domingo 17 de febrero la obra apuntada primeramente, para todo público, con una marcada concurrencia infantil dado el horario: 12:00 horas. Una originalidad del texto de Raúl Ángeles estriba en el pretexto, tan verosímil por su sencillez, un encadenamiento de episodios mediante los encuentros dominicales de una nieta que espera y un abuelo maquinista que retorna cada semana de acuerdo con su ordenamiento laboral. Cada retorno obedece a la nostalgia y la amorosidad filial, cada uno de ellos da lugar a vivencias que constituyen el tiempo presente que comparten personajes y espectadores, tanto así que el público infantil interviene según es invitado desde la trama, no obstante que sus interlocutores son marionetas. Bajo el título de “Caperucita detrás del lobo (circo del inconsciente)” pudimos apreciar en El Jacalón de la FBA-UAQ, el miércoles 13 de febrero, las artes circenses por parte del Duo Quetzal. La caracterización licantrópica reside en la máscara que porta Luis Daniel González Tellez y, fuera del rojo del vestuario, que incluye una caperuza, portado por Silvia Guadalupe Juárez Hurtado, la niña que cruza el bosque para visitar a su abuela suplantada por un lobo feroz puesto a engullirla, según me platicaron cuando asistí al jardín de niños, no aparece en esta escenificación. No existe el malintencionado engatusamiento ni el abuso de la inocencia. Esta omisión está justificada-explicada con la inmersión en el inconsciente, ahí Caperucita planta cara al Lobo. La confrontación es resuelta, según Gabriela Méndez Guido, directora y autora, con el avenimiento en un amable devaneo y una juguetona convivencia expresado e interpretado mediante danza aérea, equilibrismo, malabarismo y artes marciales que fluyen mediante un guion congruente, resuelto a un ritmo y competencia técnica que captura y no pierde la atención del espectador. A lo cual bien contribuye el aprovechamiento histriónico de la simpatía y el encanto personales de Juárez Hurtado..
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